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Un trader, como buen estratega que debe ser, probablemente ame los trabalenguas como el que viene:
“El mundo está entrillonado, quien lo desentrillonará? El desentrillonador que lo desentrillone, buen desentrillonador será!!”
Deuda. Esta es la palabra de moda. Llevo años estudiando finanzas, contabilidad y estados contables. Una de las cosas que más me gusta ver en un balance es el ROE. El ROE es la rentabilidad sobre los recursos propios. Las empresas con ventajas competitivas duraderas, tienen habitualmente un ROE elevado lo que significa que su beneficio es tan constante que no necesita recurrir a la deuda para ganar dinero. A veces existen compañías altamente apalancadas con un ROE elevado. Es decir, la rentabilidad es tan elevada que la deuda se autofinancia con las ganancias.
Podemos decir que hay un punto óptimo de apalancamiento que en caso de sobrepasarse en épocas de bajos tipos de interés, en el momento que sube el coste de financiación, crea problemas a las empresas. Las empresas, que no han logrado crear rentabilidades eficientes por encima del coste de financiación, pueden incluso caer en la quiebra.
En los países sucede algo similar. Los estados tienen políticas para garantizar el estado del bien estar. Es decir, en momento de bonanza económica deben de actuar para evitar que la locura humana se apodere de los mercados y en épocas de recesión el estado tiene que incrementar la deuda pública para sustituir la ausente demanda privada.
Por lo tanto, a pesar de que ahora se intenta demonizar la deuda, el crédito no ha sido nunca malo. Incluso diría que la deuda es buena y necesaria para crecer económicamente hablando. Lo adecuado o inadecuado no es la deuda en sí, lo adecuado o inadecuado es el uso o abuso que de la deuda se hace. Eso no es novedad, lo que es novedad es que está al orden del día.
Actualmente parece que demonizar la deuda, como decíamos está de moda. Sin embargo, uno de los principales problemas que hacen tan complicado salir de la recesión, es que el crédito al consumo y el crédito hipotecario se han frenado y las tasas de ahorro se han disparado. El sistema capitalista necesita por un lado cortar el gasto público pero por el otro lado, que el consumidor deje de ahorrar y gaste. Qué paradoja verdad?
Si miramos los datos de deuda pública en función del PIB, podemos observar con mayor objetividad los datos. Como podemos comprobar, el grave problema en cuanto a deuda se refiere lo tiene Grecia. Grecia necesita la producción total de un año y medio para pagar su deuda. A algunos les sorprenderá el hecho de que las cifras de España sean tan moderadas. España a diferencia del resto de países, no tiene un problema de deuda pública, el problema de España es que la deuda privada es muy abultada y más aún tiene un problema de 300 mil millones de euros de créditos al promotor.Apreciamos también la elevada deuda de UK y EEUU. Algunos podrían preguntarse cómo puede ser que las agencias de rating, están bajando el rating a países como España y Portugal y sigan manteniendo la triple A en USA.
La respuesta a esta pregunta nunca la deberíamos buscar en el nominal de la deuda. Es decir, no es lo mismo que USA deba un 100% sobre el PIB que lo deba por ejemplo España. La calidad de la deuda viene dada por la capacidad que tiene el estado de generar ingresos. En España, el problema radica además de la deuda privada, en el modelo productivo. El estado ganó mucho dinero gracias al boom inmobiliario, gracias a los impuestos sobre beneficios de las empresas del sector de la construcción. Estos ingresos difícilmente se repetirán, por lo tanto, es lógico pensar que el nivel de riqueza del país, va a ser inferior durante varios años al pico de 2007. En EEUU la situación es muy diferente. Empresas americanas como las petroleras o las tecnológicas de Sylicon Valley, tienen grandes ventajas fiscales. El modelo productivo americano es el motor del mundo y es el centro de la innovación y el desarrollo. Para EEUU, reducir la deuda, puede ser tan sencillo como subir los impuestos. Sin embargo, es una decisión que todavía no se ha planteado de una forma seria.
Sin embargo, es una decisión que todavía no se ha planteado de una forma seria.La capacidad de pagar la deuda, viene dada también por la capacidad de generar beneficios. El estado nunca se ha caracterizado por querer ganar dinero. El estado del bienestar se construye precisamente para que sea solvente y en época de crisis pueda intervenir para sustituir la demanda privada. Las pensiones, la sanidad, la educación etc. En este caso, los países con menos déficit, es decir que pierdan menos dinero, son los países que menos verán crecer su deuda. Por ejemplo, Japón es de lejos el país más endeudado del mundo.Si España tuviera el nivel de deuda por PIB de Japón el país estaría completamente quebrado. Cada economía tiene sus particularidades. En este caso, el déficit de Italia, por ejemplo, permite a los italianos un elevado nivel de deuda, porcentualmente el doble que España prácticamente.Los EEUU tienen un déficit del 5,6% muy cerca que España, por lo tanto siendo objetivos, podemos ver de qué forma USA tiene una deuda un 40% superior respecto a su PIB pero un déficit algo mejor. Como decimos, la solución en España pasa por reducir el déficit e invertir para cambiar el sistema productivo.
Otra forma de ver la deuda, es comparada por la renta per cápita. Es decir, no es lo mismo que EEUU tenga una deuda per cápita de 46.000 € que por ejemplo Portugal. Estos datos por ejemplo, nos indican que España por ejemplo, tiene un ratio muy correcto entre renta per cápita y deuda pública. Sin embargo, aquí podríamos entrar en una discusión más profunda acerca de la redistribución de la riqueza y de la deuda privada (empresas y familias).
Por lo tanto, queda claro que España, como país no está tan mal como parece. Sin embargo tiene un grave problema en su esquema productivo, y en la deuda de las empresas y de las familias. Por lo tanto España necesita recortar el déficit, buscar un modelo productivo que logre reducir el 40 % sobre el PIB que ocupaba el sector de la construcción antes de la crisis, mejorar la educación como proyecto vital a largo plazo, reestructurar el sistema bancario sacando a la luz las verdaderas pérdidas escondidas en los balances de los bancos y cajas españoles y finalmente sobrevivir con la losa que tendrá el consumidor español durante los próximos 30 años, las hipotecas.